Desarrollar un manual de identidad para una empresa que busca transmitir música y movimiento es otra tarea que hay que afrontar con valentía. El nombre viene dado, sin pausa, y por eso lo primero que hacemos es eliminar la ortográfica. El nombre queda en sinpausa, y su transformación en logosímbolo empieza con una espiral que nace como punto de la i. Una espiral que crece en las piezas corporativas hasta crear un vinilo, un guiño a melómanos. Pero en ocasiones una segunda espiral aparece pisando la primera, creando el tan temido efecto “moiré”, buscado y deseado en este caso. ¿Hay mayor sensación de movimiento sobre el papel que esas líneas que no paran de ondular en nuestro cerebro? Todo esto, unido a un trabajo en pantone fosforescente da como resultado una identidad con una adherencia en nuestro cerebro casi enfermiza.