Para que la gente confíe en ti sus ahorros, hay que ser solvente y de confianza, pero también parecerlo. Con esta premisa tatuada en las manos empezamos a bocetar el trabajo de identidad para IBA.
Trabajando con tres letras y dos colores buscamos huir de sensaciones de vértigo, no asumir riesgos, porque eso es lo que podría ahuyentar a los inversores. La i inicial, pese a ser mayúscula, soporta un punto rojo y cuadrado, convirtiéndola en fuste y capitel de una columna sólida. El detalle rojo apela a valores como la actividad, la pasión, pero compensado con la sobriedad y estabilidad de todo el conjunto.