Identidad Visual del alma de un proyecto.
Genial oportunidad para nosotros la de crear la identidad formal/visual de una iniciativa como la que se esconde tras el nombre de la Cultura Convive. Un nombre en letras de neón y a la vez transparente. Siempre reclamamos la recuperación de los espacios públicos para el ciudadano y la democratización del arte, así que ésta era una oportunidad pintada para aportar nuestro poquito de cal al asunto.
Encomiable y a la vez frustrante que estas iniciativas nazcan de la gente, sin apoyos, sin financiación, sólo llenas de alma. Y eso es lo que la diferencia de todo, sus medios, sus fines. Hablamos de cultura y hablamos de convivencia, de respeto a los derechos humanos. Hablamos de creación, y hablamos de personas. Así que, sobre la marcha, a ello nos pusimos a base de pulso.
El proceso creativo arranca siempre sobre el terreno, analizando y observando. De ahí pasamos a una incubación y una serie de técnicas que nos llevan a alumbrar conceptos. Después hay que visualizarlos, sin acudir al verbo, y hacerlos legibles pese a carecer de letra.
Cultura y Convivencia es eso mismo que pregona su nombre. Una unión de artistas de las más diversas disciplinas que recuperan los espacios públicos para mostrar su arte a la calle y, a la vez, poner el foco en problemas que son de todos. Nos hacen sentirnos personas, con vida, y también humanos. Y los artistas conviven sobre las tablas, sus creaciones en el aire y el mundo en la calle.
Y con la convivencia entre disciplinas artísticas y personas, llegamos a la visualización del alma del proyecto, partiendo y a la vez llegando al mundo de los derechos. El sello de los derechos de autor (copyright) nos habla de la protección de arte, una C dentro de un círculo. La idea es acercar la cultura a la gente para que a la vez se acerquen entre ellos y se abran a otros. Por eso abrimos el círculo que protege a la C creando a la vez una nueva C mayúscula, la C de la Convivencia. El trazo se flexibiliza, se hace vivo, convirtiéndose en un dibujo a mano alzada, más humano, creativo y dinámico. En el interior, la C de Cultura pasa a construirse de una manera también creativa, simbólica: tomamos un círculo que representa ese espacio de convivencia y extendemos en él una mano. La mano nos habla de colaboración y los derechos humanos, cerrando ese camino empezado en el mundo de los derechos de autor, sin perder de vista que la mano se construye distorsionando una estrella, que es la que nos define y ubica como protagonistas.
